20 oct 2011

La Carne, Metamorfosis I, Poder

La Carne

Es mi corazón constante
letanía de calavera
procaz y maldito
raudo e infinito

De burlas regente
violencia verdadera
del humo, y recinto
vestigio bendito

Maldito sepulcro
devenir de la muerte
gusano solemne
de burdo marullo

Cien pies que consumo
en un asco latente
la misa al inherte
del paño mortuorio

Oh carne trémula
del viento sublime
que pinta paredes
vulgares e infieles

Lúcida y tártara
la luz que envuelve
antiguos rehenes
de dioses
        absurdos y cueles.


Metamorfosis I



Hubo una vez un león
que cambió sus zarpas
por violáceas alas
de humo y cartón

Así vivió en una canción
entonada por flautas
que tocaban frías notas
de una vil posesión

desdeñó al ratón
inclusive a las mantas
que daban palabras
del dios Plutón

Como pálpito del corazón
se contarán sus historias
llenas de mentiras
en su órgano de latón

Y en su cuello el cordón
y con fuego las melenas
fueron cortadas
sin motivo, y con razón

Le fue ceñido un mantón
blanco y negro calado
y un sombrero de punta
que hizo caer su alado

Bien fue su conversión
aunque siguiera siendo el león
ahora con traje y bombín
y por nombre lleve Arlekín.


Poder


Sublime, sublime amada mía
las contracciones del corazón
que inflan y bajan tu pecho
como al compás e la canción

Envenenado placer, goce febril
besos, caricias, dulce conmoción
vaivén de los cuerpos
al ritmo de la pasión

Orgasmo dulce, orgasmo salado
fundidos en uno, sabor combinado
entre dientes el néctar materno extraído
de dulces curvas que incitan lo mundano

Juego de ambición, y de poder
lucha entre sábanas, ella y él
batalla incesante, piernas de miel
entran y salen, una y otra vez

El erotismo bailando
entre dios y satán
que despiden jugando
como el semen de Adán


La cama, testigo fiel
una y otra vez
dos cuerpos cansados
que no se volverán a ver.

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