12 jul 2012

Enfermo de angustia

Las letras pueden ser escritas sobre un papel, ya sea este real o virtual, es papel y de lo que se trata es de expresarse, vomitar y sacar lo que habita dentro, exorcizar los demonios de la peste en el alma, y eso pretendo hoy, aunque sé que no es un proceso corto, mucho menos rápido, pero quizá retomando las letras podamos llegar a algo; muchas veces no se trata de curar, sino de estabilizar, y eso nos hace falta.

En estricto sentido, angustia buena o mala, es angustia, productiva o no, sigue siendo angustia, esa sensación dolorosa en el centro del estómago, que carcome los sentidos poco a poco, que debilita el corazón, que abunda y desemboca en nauseas, no sólo existenciales, eso es la angustia, la carencia del más mínimo fin, motivo o incluso, ganas de vivir, sin embargo, esta, por paradójico que sea, puede volverse fin, motivo e incluso, motor de vida, lo cual puede sonar tan Kierkeggardiano, tan lindo y amorfo, pero no por eso es sano, la angustia carcome, destruye y corroe, es en el fondo una enfermedad mortal, y exprimirle el jugo para saborearlo, es quizá el acto más retorcido al que me he dedicado, es por eso que ahora, intentaremos cambiar...

El camino es aún más largo que antes, pero es hora de ir componiendo la ruta.