La Carne
Es mi corazón constante
letanía de calavera
procaz y maldito
raudo e infinito
De burlas regente
violencia verdadera
del humo, y recinto
vestigio bendito
Maldito sepulcro
devenir de la muerte
gusano solemne
de burdo marullo
Cien pies que consumo
en un asco latente
la misa al inherte
del paño mortuorio
Oh carne trémula
del viento sublime
que pinta paredes
vulgares e infieles
Lúcida y tártara
la luz que envuelve
antiguos rehenes
de dioses
absurdos y cueles.
Metamorfosis I
Hubo una vez un león
que cambió sus zarpas
por violáceas alas
de humo y cartón
Así vivió en una canción
entonada por flautas
que tocaban frías notas
de una vil posesión
desdeñó al ratón
inclusive a las mantas
que daban palabras
del dios Plutón
Como pálpito del corazón
se contarán sus historias
llenas de mentiras
en su órgano de latón
Y en su cuello el cordón
y con fuego las melenas
fueron cortadas
sin motivo, y con razón
Le fue ceñido un mantón
blanco y negro calado
y un sombrero de punta
que hizo caer su alado
Bien fue su conversión
aunque siguiera siendo el león
ahora con traje y bombín
y por nombre lleve Arlekín.
Poder
Sublime, sublime amada mía
las contracciones del corazón
que inflan y bajan tu pecho
como al compás e la canción
Envenenado placer, goce febril
besos, caricias, dulce conmoción
vaivén de los cuerpos
al ritmo de la pasión
Orgasmo dulce, orgasmo salado
fundidos en uno, sabor combinado
entre dientes el néctar materno extraído
de dulces curvas que incitan lo mundano
Juego de ambición, y de poder
lucha entre sábanas, ella y él
batalla incesante, piernas de miel
entran y salen, una y otra vez
El erotismo bailando
entre dios y satán
que despiden jugando
como el semen de Adán
La cama, testigo fiel
una y otra vez
dos cuerpos cansados
que no se volverán a ver.
como el semen de Adán
La cama, testigo fiel
una y otra vez
dos cuerpos cansados
que no se volverán a ver.