22 abr 2012

Indiferencia.

Hay pequeños eventos que crean nostaliga, tristeza, dolor, pero la indiferencia, bien dicen, es el opuesto del amor, y vuelve todos esos sentimientos, de naturaleza 'tierna' en coraje, rencor y odio, que más queda? Cuando no puedes afrontarlo, cuando no puedes gritarle, o quizá podrías, pero no serías escuchado sólamente oído y aún así, serás despreciado, escuchaste en su tiempo las peores cosas, los reclamos más crueles, a los cuales, no supiste más que poner la otra mejilla y una que otra palabra en tu defensa de por medio; pero tú, nunca fuiste escuchado, y tienes que gritarle a las paredes, al viento, que no le llevará sus palabras por más licencia poética que quisiéramos adjudicarnos; sino que las dispersará por el mundo hasta perderse en un reclamo mudo para un oyente sordo, que te mirará con desprecio, antes de transformar en indiferencia esa mirada, esa mirada que antes te atrapó, que aún hoy no puedes observar a las pupilas sin sentir debilidad, sin sentir que todo tu ser se pierde, sin sentir que mueres, quererte abalanzar sobre ese cuello con los brazos abiertos, sobre esos labios que alguna vez probaste, de otro, serán de otro, como antes de mis besos, versa Neruda, y cierto es, pero duele, duele y carcome el alma, la ataca y la destruye, la calcina en su interior, y ya nada queda, nada queda, de aquellas vueltas que el tiempo nos dio, todo se fue en aquel huracán, y te quedaste observando ese cielo infinito plasmado de estrellas, estrellas que ambos contemplaron al unisono más de una ocasión, y es eseel dolor, la ocasión, que se transforma en causa, en materia y en siniestro espasmo que envenena, nada duele más que la indiferencia, y no serás capaz de concluir ese último tema, siquiera capaz serás de comenzarlo mientras aún tengas su recuerdo, mientras aún tengas su rostro, pero, no eres tan fuerte, es eso, la debilidad, los cambios, pues hay gente, que necesita un porqué y si no lo tienes, tu vida carece de un rumbo, cuando ella lo fue, todo se pudo pero ahora, ahora que la vez feliz, no es eso lo que duele, sino que en esa vida no tenga un lugar siquiera reservado para ti, asemejando que el tiempo de nada valió, de nada sirvió, marcarte como un error, y leer en sus labios, oír en sus voces, ver en sus ojos, que su propia nostalgia, que su propia tristeza, que su propio dolor, no te pertenece, le pertenece a otro, a otro ahora, y no poder hacer nada, ya no para que a ti vuelva, sino para que ese dolor no le duela, pero tú, ya nada puedes hacer, porque eres eso, indiferente, en su vida y su corazón, tú ya no existes, eso es todo, eso es todo; y nada más... Al final lo que mata y lo que duele; es la indiferencia.

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