13 abr 2011

De magos, molinos y gigantes... Ah y uno que otro Arlekin.

Saber, saber, saber
Las letras son un trago amargo de hiel
del que no muchos podemos disfrutar
o al menos su sabor gozar...

En fin, casualidad infinita es
cuando encuentras sin buscarlo
libros plagados de tapas inertes
que al verlo te llevan a abismos insoldados

Curioso es, alguien preguntó, si acaso
quien lo inicio, o porque, o como el método comenzó
pues el no cree que haya sido el autor de lo que encontró
el que un método tan similar al suyo apadrinó

Dime! viejo loco que tienes la capacidad
dime responde aún desde el mas allá
quien os enseño, o acaso nosotros padres somos solo los dos
capaces de entender y de dominar así las letras

Curioso es tu nombre, que para no pronunciarlo
te daré el simbolismo como yo cuyo sombrero de arlekín
tu que similitud tienes... Sera... Mago tu bombín
el sombrero que posees pues magia es lo que tu mente dió

Que fue primero, que se elaboro anterior
pues mi disfraz no es nuevo, es legado de generación
de un antiguo pasado de una vida que ya acaeció
y no me pertenece, pertenece al escenario

Que fue primero! Sombrero de forjó?
acaso el del mago o el del arlekín se creó?
o acaso al mismo tiempo alguno u otro se labró
pero de la misma piedra la maravilla se construyó

Si el mago con dagones se codea, gigantes y uno que otro molino
cual hidalgo ahora no ingenioso sino moderno
la locura es un síndrome, de benevolente sobriedad
que ese hechicero posee el don de crear y controlar

Y mientras tanto el arlekín que entretener tiene por profesión
y por dentro clama llora y ríe por su canción
ya mas dragones hechos de pura ficción
sus molinos son reales, reales gigantes de imaginación

Los contornos se dibujan, dicho sea de paso
en una forma que no comprendemos, al menos hoy
pero son aún coloridos en su hecho
y seguiremos al menos sin entender la canción

Ah que cosa, de sombreros, magos y gigantes, Ah y uno que otro arlekín
donde el mago de las letras funde su sombrero y cual conejo belleza escribir,
y el arlekín empuñando cual viejo violín esa guitarra
que a compás de nubes suena en la distancia, cabe digo a veces mencionar
la impaciencia para esa mente madurar.


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Sí Saramago, viejo conocido, aunque nunca te halla leído, vamos a ver hasta donde congeniamos
y hasta donde de topes nos damos
mientras tanto sigamos gozando
esas letras tan coherentemente analogas...

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